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Temores e inquietudes sobre mina en Jericó

Temores de que se afecten las fuentes de agua, se altere el paisaje y se deteriore el tejido social han sido manifestados por quienes se oponen a la mina de cobre Quebradona. Estos son los argumentos de la defensa.

Públicamente hay oposición al proyecto. Las posiciones están polarizadas y hay ambiente hostil, ¿qué piensan?

“En el país, con excepciones de compañías que hacen bien su trabajo, lo que la opinión conoce es la minería informal e ilegal, asociada a la contaminación, con prácticas no sostenibles. Además, en los últimos años hubo una mezcla con grupos ilegales, lavado de activos y narcotráfico. Sectores como este son controversiales pero además, si lo que uno conoce es la parte negativa, es natural que haya mucho miedo por desconocimiento. Hemos identificado que la preocupación viene del desconocimiento de lo que es la minería sostenible y bien hecha. Otro factor es que la minería se comienza a usar como argumento político. Queremos contarle a la gente que está en contra, neutra o a favor de qué se trata el proyecto”.

El Grupo Argos dijo en su cuenta de Twitter el 27 de mayo que ni la compañía ni sus filiales Cementos Argos, Celsia u Odinsa, o sus representantes, han expresado su apoyo al proyecto. ¿Cómo lo recibieron?

“Lo recibimos como un mensaje que no están a favor ni en contra, están en un punto neutro o necesitan más información. Esto demuestra que hay un ruido en sectores del empresariado antioqueño o que por lo menos hay dudas sobre el tema. Estamos adelantando mesas para explicar cuál es el proyecto y absolver dudas. No es algo que alarme o preocupe, porque no lo recibimos como oposición”.

Comfama dijo que la mina afectaría el parque ecoturístico entre Támesis y Jericó. ¿Qué le responden?

“Les hemos entregado 28 compendios de información técnica, entre estos están los impactos en aire, ruido, vibraciones, agua, fauna, iluminación, entre otros. Nuestra labor no se limita a decir que la entregamos, queremos asegurarnos de que esta información se comprende. Dentro de Comfama no hay capacidad técnica para procesar la información y no es un comentario irrespetuoso, sino que no tendrían porqué tener un metalurgista o un hidrogeólogo. Nos ha faltado generar un espacio de diálogo. Con respeto de David (Escobar, gerente de Comfama), debo decir que no es exacto que no hemos entregado nada. Resulta llamativo que para la ANLA sea suficiente la información para evaluar una licencia, y para Comfama no. No hemos tenido información específica de dónde va a quedar el proyecto turístico, así es muy difícil determinar potenciales efectos. Hemos avanzado después del momento tenso y hay acuerdo para mesas de trabajo”.

¿Y sobre los niveles de contaminación de aire, ruido, luz y vibraciones?

“Este proyecto tiene impactos mínimos en cuanto a calidad del aire y ruido porque toda la actividad es dentro de la montaña. En el tema de ruido, estamos a un kilómetro de profundidad y no hay forma de percibir el ruido. El análisis de vibraciones que estamos haciendo con la norma alemana, que es la más estricta, nos reporta que no hay forma de sentir vibraciones ni ruido”.

Comfama dice que la mina afectará el paisaje cafetero declarado patrimonio por la Unesco. ¿Es cierto?

“La parte de la mina que está afuera, el depósito de cobre, estará limitada a cuatro fincas ganaderas sobre las cuales la compañía tiene negociaciones adelantadas (384 hectáreas). Los efectos no van a salir de esta zona. No se afecta el paisaje cafetero porque es una mina subterránea. Claro que habrá cambios, pero este proyecto tiene un componente arquitectónico que se mimetizará con el paisaje”.

Hay común denominador en sus respuestas: ninguno tienen suficiente información. ¿Reconocen un error en la estrategia comunicacional?

“No quisiera verlo como un error de parte nuestra. Lo que sí creo es que hay oportunidad de socializarlo y de encontrar los distintos lenguajes en los que se le puede hablar a la gente para que el mensaje sea entendible. Llevamos ocho meses socializando en diferentes espacios, cambiando el lenguaje para traducirles la información técnica de tal forma que sea fácil de entender y de tomar una posición no desde la desinformación, sino desde los hechos”.

Por acuerdo municipal se ha prohibido dos veces la explotación minera en Jericó. ¿Cuál es su posición?

“La norma es clarísima: el subsuelo es del Estado. Si bien no desconocemos la jurisdicción que tiene la alcaldía, sí creemos que no tienen la autoridad para decir si se puede o no explotar el subsuelo. La posición que tiene la Alcaldía de Jericó es que nosotros estamos realizando actividades ilegales. Nuestra actividad es totalmente lícita y válida, nos amparan nuestros títulos y permisos. El acuerdo 10, vigente, es una copia del acuerdo 9 que ya fue declarado inválido por el Tribunal Administrativo de Antioquia. Por las mismas razones creemos que se va a caer. Sin embargo, por respeto al alcalde, suspendimos los estudios aunque esté equivocado”.

Uno de los temores de la comunidad es la fractura social que trae la minería, tal como pasa en el Nordeste y el Bajo Cauca. ¿Qué garantías ofrecen al respecto?

“La minería, igual que otras actividades, cambia el tejido social que por definición es dinámico y evoluciona. Hoy en Jericó hay una situación de tejido social y si me preguntan cuál es el statu quo, pues hoy hay prostitución, hay bares y microtráfico. Que no es un problemática mayor, también es una realidad. ¿Qué es lo que hacemos? Identificamos cuál es la línea base de lo que hay para poder medir en qué medida un proyecto de esta naturaleza puede ser factor de que esos problemas se incrementen o no. Tenemos programas donde se busca mitigar esos riesgos, como los campamentos de solteros para los que no son de la zona. Respecto de la población que sí es de la zona, todos los días se hacen pruebas de alcohol y drogas que desincentivan el consumo. Hacemos programas con las autoridades para ayudar a mitigar esos fenómenos, entendiendo que ni AngloGold ni la mina son el Estado”.

¿Qué probabilidad hay de que ocurra una emergencias como la de Brumadinho en Brasil en enero?

“Allá había un depósito de relaves (partículas de mineral que el agua ya ha lavado) húmedos, lodos, residuos de los procesos de flotación para separar el metal de la roca. En Jericó no tendremos ese sistema de tratamientos, los nuestros serán relaves secos, arenas. Cuando sale el residuo después de beneficiar el metal, se hace una deshidratación de filtración que da un material con 12 a 15 % de humedad, lejos de ser un lodo. La forma de disponer esos residuos no es en grandes piscinas, sino que se va apilando en una montaña en capas. Tiene técnicas de ingeniería y minería avanzadas donde se compacta. Se va a revegetalizar con flora nativa. No es cierto que esas arenas irán al río. Estamos explorando alternativas para que los relaves sean usados como material de construcción”.

¿Dónde estarán los relaves y cuántas toneladas tendrá?

“El área es de 174 hectáreas para la montaña de relaves, con una altura máxima de 120 metros pero no en pared sino en terrazas. Quedaría a 2,5 kilómetros del río en una de las fincas. En toda la vida de la mina quedarían 118 millones de toneladas de relaves secos”.

¿Hay quebradas o ríos que pasen por la zona de la subsidencia o la operación?

“Se ha dicho que el proyecto va acabar con las aguas de la montaña y los nacimientos subterráneos. En los estudios determinamos que la roca de esa montaña no contiene acuíferos sino acuitardos, es decir, que la roca es tan compacta y tiene nivel de permeabilidad bajo. Si uno pone hoy una gota de agua en la punta de esa montaña, el tiempo que le toma para llevar al río Cauca es mil años. En esa zona no hay corrientes subterráneas. El agua de la montaña no se va a acabar porque no hay. La única quebrada que se interviene, y no para captar agua sino para reconducirla, es La Fea”.

Hablan de compensación en 1.900 hectáreas de bosque seco tropical. ¿En dónde se hará y en qué plazo?

“Existen varios factores de compensación: por aprovechamiento forestal, por levantamiento de veda, por sustracción y por intervención de coberturas vegetales específicas. Intervendremos 472 hectáreas, solo deberíamos compensar 890 hectáreas pero nuestro compromiso es de 1.900 hectáreas. Los relictos del bosque se han perdido por cultivos o ganadería, y vamos a recuperarlos. Tenemos bosque seco tropical, bosque de galería, vegetación secundaria y pastos. Nuestra propuesta es generar un anillo que va desde la parte baja del río Cauca, a conectar el ecosistema y rehabilitar el distrito de manejo integrado”.

¿Qué va a pasar con la especies animales que están en esa parte de la montaña y qué garantías hay de que la roca no se va a seguir fracturando en el futuro?

“El área hoy es un predio de la compañía. Hay una plantación de pino, especie que le da acidez al suelo, por lo que la fauna cambia y la variedad o la riqueza animal es baja. Dentro de nuestro plan hay estrategias de rescate y ahuyentamiento. Tampoco son de nuestro capricho sino concertados y aprobados por Corantioquia para reubicar las especies y protegerlas. Esa pinera, que estaba antes de construir la mina, se va a aprovechar con la comunidad. Luego plantaremos una capa vegetal nativa. El fenómeno de subsidencia (hundimiento progresivo de la superficie del terreno como consecuencia de trabajos de minería o colapso de cavidades subterráneas) puede comenzar a verse después de 3 o 4 años de explotación. Es un área de 70 hectáreas y tendría forma de cono”.

Prometen mínimo 56 millones de dólares para la Fundación Projericó, ¿qué garantía hay de que se manejen de manera transparente y no terminen en proselitismo político o corrupción?

“Se está creando con organismos de dirección independientes de la compañía en los que estarán los actores de interés de la comunidad. Queremos que estén la asociación de jóvenes de Jericó, el sector cultural y educativo. Ellos permitirán que esos fondos cumplan con los objetivos para los que están diseñados. La auditoría y los mecanismos de control que se van a ejercer por empresas expertas aseguran que no se vayan a usar los dineros para campañas políticas o tengan malos manejos, y que se destinen al interés y pedido de la comunidad”.

“Esto se hará por concertación y acompañado por estudios de lo que debe ser el desarrollo de la comunidad. En ningún momento pretendemos que sea un fondo asistencialista o de caridad. Cuatro asociaciones dijeron que querían estar en la Fundación”.

¿Están apoyando con recursos algún candidato a las elecciones de Jericó o de municipios vecinos?

“No”.

En mayo dijeron que iban a solicitar la licencia ambiental en un mes, ¿qué pasó?

“Tenemos listo un estudio de impacto ambiental con los requisitos que tiene la ANLA, ahora estamos en un proceso de revisión del mismo, que no es corrección, sino fortalecerlo con temas extras, por ejemplo, el capítulo de paisajismo y arquitectura que no está demandando por la ley, sino que responde al que nos manifiesta la comunidad e incluso la oposición del proyecto. La solicitud puede estar en un rango de tres o cuatro meses, pero que quede claro que se va entregar cuando estén listos esos capítulos. No tenemos afán, nos estamos tomando el tiempo para que las personas entiendan mejor el proyecto”.

¿Qué pasa si la gente se sigue oponiendo al proyecto?

“Nosotros no entramos donde no hay licencia social, pero esta no se mide por número de bloqueos o porque el alcalde fue con algunas personas al proyecto. Aunque esto no se desestima, es solo un factor”.

“Si la conclusión es que no se obtuvo esa licencia pues la compañía no llega. Hay que tener en cuenta que proyectos como este nunca logran el 100 % de aprobación. Seguimos adelante, no estamos arrollando a nadie, lo hacemos de manera sostenible y responsable con el medio ambiente y la comunidad. No vamos a entrar la brava, pero tampoco somos irresponsables de decir que por un bloqueo en una etapa temprana no se puede hacer”.

“Los ciclos de minería son muy largos y creemos en el valor que este proyecto le va a traer al país. Es el primer ejemplo de minería a gran escala, sostenible, que va a tener Colombia en subterráneo y abre la puerta para el desarrollo de proyectos similares”.

Fuente: El Colombiano