Antioquia

Buen augurio para la economía en Urrao con la reactivación de los vuelos

Medellín-Urrao, Urrao-Medellín, una ruta aérea que prácticamente estaba cancelada hacía 18 años, revivió ayer con el aterrizaje, en esa localidad del Suroeste, del vuelo EOH de la empresa Aeroejecutivos de Antioquia, a las 7:35 a.m., un viaje de lanzamiento que incluyó invitados y a las dos primeras pasajeras oficiales: Gloria Elena Benítez, de 60 años, y Francisca Giraldo, de 21.

El vuelo, que partió a las 7:15 a.m. del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, se hizo con una mañana despejada que les permitió a los viajeros disfrutar los paisajes de altura del Suroeste y del Valle del Penderisco, surcado por un río que serpentea con simetría por las montañas y del que es inevitable no hacer fotos.

Gloria Elena, que en los mejores tiempos de Urrao hizo la ruta varias veces, revivió los recuerdos de la localidad que la vio nacer.

-A mí me fascina viajar en avión, y este vuelo fue tranquilo y cómodo. Hace mes y medio no venía acá y por eso lo disfruté tanto-, repitió.

Cuando el avión -un Grand Caravan de fabricación estadounidense, de matrícula HK 5147- hizo su aterrizaje en el aeropuerto Alí Piedrahíta, una comitiva de líderes de Urrao esperaba ansiosa y hospitalaria. De ella emergió el sacerdote Manuel Flores, párroco del municipio, quien hizo algunas oraciones y regó agua bendita sobre la aeronave y los viajeros, incluida la tripulación.

-Hace 15 días que estaba en Medellín. Viajé por la ruta de Caicedo y Santa Fe de Antioquia y me demoré 7 horas, por una carretera muy mala, ahora en avión es mucho mejor, solo 20 minutos y una tarifa que pagaré con gusto-, expresó Francisca Giraldo, nacida en Urrao y residente en Medellín. En ambas localidades hay familia ansiosa de verse con más frecuencia.

Y la prueba: en el aeropuerto la esperaba su abuela, Teresita Muñoz, de 75 años, quien emprendía el viaje a Medellín en la misma aeronave. Su movilidad un poco reducida por los años, no le impidió subirse feliz al avión.

-Miedo no tengo, y ahora podré venir más seguido a ver a mis siete nietos en Urrao-, dijo Teresita, sonriente y con la luz de felicidad reflejada en sus ojos verdes, muy comunes en los habitantes de esta población antioqueña.

EL COLOMBIANO