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San Pedro construyó hogar para las mascotas

En San Pedro de los Milagros, la presencia de perros en las calles generando problemas ambientales y cierta inseguridad para los transeúntes empezó a solucionarse hace dos semanas, cuando se puso a funcionar un albergue canino.

El sitio, que era una anhelo de la comunidad animalista local debido a las condiciones de insalubridad en las que operaba el anterior refugio, ubicado en la plaza de mercado, fue construido en un predio rural adquirido por la alcaldía y en el cual también funcionarán un vivero, una caseta ambiental, un espacio de transformación de residuos orgánicos y un banco de semillas para plántulas nativas.

La inversión en el proyecto fue de $330 millones, pero para el espacio de las mascotas se destinaron $65 millones. Tiene capacidad para 160 animales, entre perros y gatos, pero en su primera etapa funcionará con cupo para 40.

Óscar Gallo Roldán, director de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica, Umata, recuerda que la construcción del albergue era una lucha que en San Pedro se venía dando desde hacía siete años.

“En su Plan de Gobierno, el alcalde, viendo que teníamos un albergue sin cumplir las condiciones mínimas de salud, decidió montar este centro de bienestar animal, que es sitio de paso mientras los animales se dan en adopción”, explica Gallo.

No es suficiente

El proyecto, detalla, incluye la contratación de un veterinario profesional que esté a cargo de la atención médica de las mascotas, que son recogidas de las calles con acompañamiento de la Policía Ambiental y llevadas al refugio. Cuando se detecte que una mascota tiene un dueño que la abandonó, esta se le regresa acompañada de un comparendo por maltrato animal.

“Por ahora solo serán acogidos 40 animales; no se trata de que ya todo mundo quiera abandonar los animales para que lleguen acá; esto es solo un hogar de paso”, advierte.

El refugio es atendido por Martín Jaramillo, quien tenía a su cargo el anterior refugio y es el responsable de la limpieza de los habitáculos de los perros, también de bañarlos y hasta de esterilizarlos.

Jorge Lopera, del colectivo Adopciones San Pedro, advierte que la alcaldía debe contratar etólogos y veterinarios profesionales por considerar que Jaramillo no es la persona más idónea para estas funciones: “Esa labor debe hacerse con amor y profesionalismo, si no todo será peor”, señala.

La joven Johana Zuluaga, de la comunidad animalista local, afirma que el sitio es mucho mejor que el que había antes, “pero la clave es que la gente tome conciencia de que los animales son responsabilidad de las familias y no de la alcaldía; hay que promover las adopciones y no abandonar las mascotas”, dice.

El concejal animalista de Medellín, Álvaro Múnera, que en 2018 hizo denuncias por el maltrato animal en el anterior refugio, alertó por las que considera deficiencias del nuevo albergue.

“Lo que veo son unas perreras que mejoraron lo que había, pero faltan una oficina administrativa, un quirófano, una gatera (espacio para gatos), habitáculos para animales en cuarentena y de razas peligrosas; aún no se puede hablar de un centro de bienestar animal”, recalca.

El alcalde Héctor Darío Pérez, reclama apoyo del Gobierno Nacional para que aporte recursos para que el lugar sea sostenible en el tiempo. Y en contraposición al concejal Múnera, sostiene que este albergue debe ser un referente a nivel departamental, donde el 85 % de los municipios carecen de al menos un hogar de paso con esta infraestructura.

Fuente: El Colombiano