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Los héroes suman en la tarea de sembrar árboles

Entre el ramaje de los árboles algunos soldados han visto búhos y guacharacas, que son la muestra de que el bosque nacido de las semillas esparcidas desde 2014 en el terreno del Batallón Girardot, en Villa Hermosa, atrajo fauna nunca antes vista.

Fue el Ejército el que llegó en 2013 a golpear las puertas de la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín. La solicitud fue un apoyo para repoblar de vegetación 15 de las 19 hectáreas que componen la base militar, que hasta entonces no eran más que un cerro pelado con algunos eucaliptos y rastrojos esparcidos.

Con las jornadas de reforestación, la actividad de los jóvenes, que llegan allí a prestar servicio militar, dejó de limitarse a tareas convencionales del batallón.

Desde hace cinco años, exactamente en noviembre de 2014, comenzaron la siembra que a la fecha aporta 29.000 árboles a la ciudad.

Si los artífices de esta iniciativa eran los mismo soldados, de alguna manera había que rendirles un homenaje y entre alcaldía y Ejército acordaron bautizar a este proyecto como el Bosque de los Héroes.

Conectividad ecológica

La comunidad aledaña al batallón, en los barrios Villa Hermosa y Manrique Versalles, no conoce mucho de esta iniciativa, aunque las zonas que no hacen parte de las instalaciones de la base militar están abiertas al público y pueden ser transitadas.

José Fernando Álvarez, vicepresidente de la Red de Mesas Ambientales de Medellín, explicó que lo que falta en la zona es mayor divulgación y empoderamiento de líderes de las comunas 3 y 8.

“Aún así, toda esta zona hace parte de un corredor estratégico que conecta no solo al Bosque de los Héroes, sino a un lote de la Universidad de Antioquia con el Parque Arví. Un eje ideal para la fauna de la zona nororiental de la ciudad”, expresó Álvarez.

En el batallón, la Secretaría de Medio Ambiente identificó 85 especies de aves y 43 especies de plantas. La siembra también contribuyó a liberar de sedimentos a la quebrada Ataúd y a reforestar para proteger la cuenca de otra zona, la de El Ahorcado.

“Allí también encontramos la presencia de 10 guacharacas y, otras especies, como el búho y el halcón blanco”, reveló Ana María Villa, ingeniera forestal y profesional de la alcaldía.

El soldado profesional Guillermo Berrío, encargado de custodiar el vivero, contó que en el bosque también deja sus huellas un animal desconocido. “Le estamos siguiendo la pista pero todavía no sabemos qué es”, dijo.

Villa anotó que tal vez se trata de un mamífero, pues los biólogos que han visto las pisadas que deja sospechan que se trata de una danta.

La inversión de la alcaldía en este proyecto, en insumos, herramientas y el pago a los contratistas del Jardín Botánico que apoyan la labor, asciende a 650 millones de pesos.

Pulmón urbano

Aunque el Cinturón Verde es un proyecto que se frenó tras la administración de Aníbal Gaviria, en consideración de Álvarez este repoblamiento arbóreo contribuye a preservar las laderas y evitar su urbanización.

Villa manifestó que el bosque aporta en el tema de la calidad del aire del Valle de Aburrá, debido a que la vegetación absorbe los contaminantes que hay en el ambiente. Según algunos estudios internacionales, cada individuo limpia entre 10 y 30 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) al año.

A la par que se lleva a cabo la siembra de 155 especies nativas, como casco de vaca y guamo (para cumplir la meta aún faltan otros 8.000 árboles), la Secretaría de Medio Ambiente y los soldados adelantan la plantación de fique, una planta que por estar llena de agua es considerada un cortafuegos natural.

“También nos ayuda a recuperar el suelo que es rocoso y suelto. Se nos ocurrió sembrarla después de un incendio hace dos años. Hoy tenemos 2.500 plantadas y otras 6.000 en camino”, comentó Villa.

Fuente: El Colombia