En una lujosa finca del sector Chacaltaya, en Las Palmas, en Medellín, el canadiense Brent Ron William Harracksingh tenía montado el centro de operación en el cual contaba con modernos equipos para la producción audiovisual. El hombre llegó a la capital antioqueña en el 2009 tras la disolución un año antes de Opulent Media Inc., una productora con sede en Toronto de la que era el director.
Desde su llegada a Medellín, William Harracksingh habría empezado a tantear las posibilidades de abrir su negocio audiovisual en Colombia y escogió esa zona opulenta de la ciudad para montar lo que fue su guarida de explotación sexual a menores de edad.
La actividad delictiva del canadiense, de unos 36 años, consistía en reclutar a estudiantes entre los 13 y 16 años que cursaran los grados octavo y noveno en colegios de zonas vulnerables del área metropolitana del Valle de Aburrá. William convenció, con engaños, a menores de edad de algunas instituciones para que indujeran a sus compañeras a tener relaciones sexuales con extranjeros a cambio de sumas de dinero que alcanzaban los 3 millones de pesos.
Por varios años, este extranjero llevó a decenas de niñas que recogía en lujosas camionetas en los colegios y las dirigía hasta su finca, donde eran explotadas y filmadas por él mismo.
Tras esa pista, los investigadores de la Sijín se dieron a la caza de Brent Ron William y se estableció que el hombre buscaba a menores de edad vírgenes de varios colegios de Medellín, quienes tras ser buscadas por las autoridades dieron cuenta de los vejámenes que sufrieron por manos de este extranjero.
La captura
El juzgado 18 penal municipal de garantías de Medellín expidió la orden de captura contra Brent Ron William el 4 de septiembre del 2013 luego de que menores víctimas señalaron las actividades sexuales y de explotación a las que eran sometidas.
A través de registros fotográficos las menores abusadas identificaron al canadiense como la persona detrás de la red que las había reclutado por medio de engaños para ser explotadas.
De inmediato se procedió al allanamiento de la finca del sector Chicaltaya y se capturó a William, quien en ese momento fue hallado con dos armas de fuego. Los investigadores señalan que en la casa se encontraron varios equipos de cómputo, cámaras y un escenario donde se realizaban las filmaciones.
“En los análisis de estos equipos se encuentran pruebas de que el señor se dedica a la explotación sexual comercial de menores de edad”, indicó un investigador del caso.
A Brent Ron William Harracksingh lo enviaron a la cárcel El Pedregal, en la acusación en su contra se estableció el delito por explotación sexual comercial con persona menor de 18 años agravado y la fabricación, tráfico, porte o tenencia de arma de fuego.
El canadiense solo estaría allí unos cuantos meses, pues el 4 de marzo del 2014 el juzgado 13 penal del circuito de Medellín ordenó que el preso debía ser examinado por Medicina Legal luego que su defensa alegara una grave afección de salud. Los investigadores del caso señalan que el hombre padecería un cáncer en el colon.
Su traslado del centro carcelario sería hasta el 2015 luego que se le sentenciara a 15 años y 5 meses de prisión; sin embargo, a William se le ordenaría su reclusión en la Clínica León XIII.
La fuga
Las investigaciones del caso revelan que la red de Brent Ron William alcanzaba a tener más de 350 clientes de diferentes lugares del mundo que pagaban desde 5 dólares por el contenido de explotación de las menores. Además, este canadiense distribuía los videos en al menos 30 sitios web.
Tras sus semanas internado en la Clínica León XIII, el hombre terminó en el Confort Gerontológico la Eterna Primavera desde el 2016, donde permanecía con vigilancia esporádica de guardianes del Inpec y un brazalete que daba cuenta de sus movimientos dentro del lugar.
Un exempleado de ese hogar contactado por EL TIEMPO reveló que el canadiense subarrendó el segundo piso de una de las dos casas vecinas en las que se prestaba el servicio a los abuelos. Su apartamento era independiente y era escaso el contacto que se tenía con él.
“Nadie en el hogar sabía los datos de quién se trataba la persona que estaba en la casa, solo que era extranjero. Se dijo que estaba en el hogar geriátrico, pero en realidad él subarrendó un piso del lugar donde se presta servicio al adulto mayor. Estaba aislado”, comentó la persona.
Aunque el exempleado de ese sitio indicó que nunca se escucharon gritos o se vieron a personas ingresar, piensa que quizá hacía cosas cuando sabía que nadie estaría vigilándolo y pudo entrar a conocidos con sigilo a horas específicas.
En efecto, los investigadores de la Sijín seguían en ese momento de nuevo la pista de William tras su traslado a ese hogar geriátrico, pues tenían las pruebas de que a comienzos de junio del 2016 había ingresado a una menor de edad a ese lugar para abusar de ella y filmarla.
El canadiense, al parecer, sospechó que las autoridades lo habían descubierto y el viernes 17 de junio, antes de que se realizará un operativo en su contra, el Inpec reporta que el hombre no fue hallado en el domicilio donde estaba recluido luego de las revisiones rutinarias.
El exempleado del hogar geriátrico señaló que ese día el Inpec llegó a revisar si el condenado estaba en el lugar. “Nos tocó subir, encontré una sala viejita, unos insumos de gimnasio, dos neveras llenas de comida en descomposición, una cabina de mezclador vieja, pero no había nada de ropa ni cosas personales”, contó.
En el apartamento, dijo, se halló el dispositivo electrónico con el cual era vigilado, también un teléfono celular. De ninguna de sus cosas personales había rastro y desde entonces no hay conocimiento acerca de su paradero.
Los investigadores de la Sijín que siguen tras la pista de este canadiense aseguran que se ha verificado con Migración Colombia los pasos de esta persona en el país.
No obstante, una de las hipótesis que establecieron es que pudo haber salido de Colombia con documentación falsa, por lo que es buscado también por organismos internacionales.