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“Hidroituango no se adjudicó por un antojo regional”: Federico Restrepo

Tres hechos claves marcaron el curso de la adjudicación de las obras del mayor proyecto hidroeléctrico de Colombia. El miércoles pasado los tres hitos se convirtieron en causa judicial luego que el fiscal General, Néstor Humberto Martínez, anunciara dos imputaciones y ocho interrogatorios por la contratación de Hidroituango.

En enero de 2010 la sociedad propietaria (Idea y EPM y otros minoritarios) convocó a una subasta para entregarle al mejor postor el megaproyecto. A la etapa de preclasificación pasaron cuatro firmas brasileñas, una surcoreana, una china y EPM. Pero cuatro meses después, el 27 de mayo, se firmó un primer acuerdo de voluntades entre EPM y la sociedad para que la primera se encargara del megaproyecto.

Finalmente, el 30 de marzo de 2011 se firmó el famoso contrato Boomt (por concesión), mediante el cual EPM Ituango, en ese entonces filial de EPM, se obligaba a efectuar las inversiones para la financiación, construcción, operación, mantenimiento y entrada en operación comercial de la central.

El exgerente de EPM (entre abril de 2008 y diciembre de 2011), Federico Restrepo Posada, explicó detalles de cómo se llevó a cabo dicho proceso.

Hidroituango ha tenido el año más complejo de su historia, primero desde lo técnico y lo estructural, y ahora desde lo jurídico ¿qué opina de las investigaciones de la Fiscalía?

“Lo primero que hay que mencionar es qué es EPM y cuál es su importancia para el desarrollo de este país y de la región. Es la empresa de servicios públicos más importante y reconocida de Colombia.

Es referencia de cómo una entidad de propiedad del Estado es ejemplo de gestión. Desde su creación hace 64 años ha desarrollado proyectos, hoy con 2.000 megavatios instalados, operando. No es constructora pero hace la gerencia de sus propios proyectos.

La primera experiencia de ser concesionaria era precisamente con Hidroituango. Tiene unos activos y patrimonio grande, no es una empresa a la que simplemente se le estaba adjudicando por un antojo regional de que fuera la que sacara adelante el proyecto. La intención siempre fue que EPM desarrollara Hidroituango.

Las circunstancias se dieron para que, en un proceso absolutamente transparente y público, fuese EPM la encargada de ejecutar este proyecto. Las decisiones que se tomaron son las que en su momento eran las que se debían tomar, con transparencia y solvencia técnica de un puñado de ingenieros y funcionarios con más de 30 años de vinculación. Hoy podemos afirmar que el proyecto va a salir adelante”.

Usted estuvo al frente de EPM entre 2008 y 2011, ¿qué transformaciones societarias tuvo el proyecto desde que el Idea se hace a la mayoría accionaria hasta que se firma el contrato Boomt?

“Cuando se realiza el convenio con los dueños mayoritarios del proyecto, que también eran públicos, EPM había establecido una sociedad, entidad que se llamaba EPM Ituango, encargada del desarrollo del proyecto. Fue a través de esa entidad que se suscribe el convenio con la sociedad promotora de la obra y el contrato Boomt.

Esa sociedad tenía una estructura propia y un equipo directivo propio que estaba fundamentalmente asignado al proyecto, ese equipo directivo si bien tenía la representación legal, también obedecía a las directrices de gobierno corporativo que la entidad matriz tenía sobre esa y las demás filiales, que además son públicas.

Las decisiones que se tomaron sobre por qué EPM era la que debía ejecutar, era porque cumplía varias condiciones. Una, es accionista importante del proyecto; dos, es una entidad pública, y tres, es la empresa que históricamente desarrolló los grandes proyectos de generación energética del país”.

En enero de 2010 se convocó la subasta pública internacional para entregarle al mejor postor el proyecto. Clasificaron siete firmas, entre ellas EPM. ¿Por qué se toma la decisión de que el proyecto sea licitado?

“Fueron decisiones que tomaron los socios mayoritarios de Hidroituango en su momento. Es una pregunta que se la debe hacer a ellos. No fue una decisión de EPM, fue una decisión de la sociedad promotora en su momento”.

Pero, solo cuatro meses después, en la Casa de Nariño, se firma el primer acuerdo de voluntades entre EPM y la sociedad Hidroituango para que la primera se encargara del proyecto. ¿Qué pasó entonces, qué contexto tuvo ese hecho?

“Había un sentimiento generalizado de la opinión pública, de las fuerzas vivas de la ciudad y del departamento, de las organizaciones públicas y privadas, de los medios de comunicación y los entes de control social para que fuera EPM la entidad encargada de ejecutar el proyecto. Eran, además, todas las entidades de gobierno en todos los niveles: Alcaldía de Medellín, Gobernación de Antioquia y Presidencia de la República.

¿Qué motivaba ese
consenso?

“EPM era la que había desarrollado este tipo de proyectos y había participado abiertamente en la estructuración del proyecto de Ituango desde sus inicios. Era la que debía ejecutarlo y porque así lo sentía la sociedad”.

Había tensiones políticas entre el entonces gobernador Luis Alfredo Ramos y el alcalde de la época, Alonso Salazar, ¿eso incidió en que se lograra ese acuerdo?

“No creo que haya sido por una disputa política. Lo cierto del caso es que en esas decisiones, en última instancia, no hubo color político. Este tipo de proyectos son de Estado, no son de gobierno ni de administraciones. A cada administración le corresponde actuar y tomar las decisiones que le competen en el desarrollo del proyecto que viene planteándose hace 50 años. No había entrado antes porque la demanda del país no lo exigía, pero en 2008 ya se preveía que debía operar en 2018. No fueron disputas ni cosas de esa naturaleza las que motivaron esa solidaridad ciudadana para que el proyecto fuera ejecutado por EPM, como lo fue en su momento proyectos como Porce II, Porce III, Guadalupe, Río Grande, Guatapé, Playas, entre otros”.

¿Cómo nace la filial EPM Ituango y porque EPM, la matriz, termina asumiendo el contrato?

“EPM Ituango surge como otras sociedades que desarrollan proyectos. Está dentro de la política de gobierno corporativo de EPM asignar la responsabilidad de hacer la gestión de los proyectos, pero eran empresas de propiedad y control 100 % de EPM”.

¿Cuánto pesó la negativa del Gobierno Nacional de que Hidroituango fuera zona franca para que finalmente EPM reasumiera el contrato?

“(La filial) no desaparece porque el proyecto no se hubiera desarrollado en zona franca, la administración que siguió ve más conveniente terminar de desarrollar el proyecto dentro de la figura de la matriz y no desde la subsidiaria, porque EPM matriz había suscrito en 2007 un convenio marco de estabilidad jurídica con el Gobierno Nacional, mediante el cual, esa empresa era objeto de beneficios tributarios y de otro orden dentro de ese marco.

Me imagino que esa fue la motivación de solicitar la sesión de contrato Boomt de EPM Ituango a EPM, eso fue en 2012, yo ya no estaba”.

Hablemos de la modalidad del contrato Boomt, hoy objeto de causa judicial. ¿Qué tan usual es en este tipo de proyectos?

“Es una figura que hoy, por ejemplo, se denomina de una manera más castiza: un contrato de concesión, de un servicio de generación de energía eléctrica a través del proyecto Ituango. En esa concesión se diseña, se construye, se pone en marcha, se opera, se mantiene y, al cabo de 50 años, se le transfiere a la sociedad promotora, de la cual EPM también es accionista”.

El contrato Boomt se firma en marzo de 2011, ocho años después la Fiscalía anuncia una imputación sobre esa etapa contractual. ¿Por qué se demoró tanto el ente acusador?

“No sé, no opino sobre cosas que no sé”.

¿Qué opinión le dejó el anuncio de la investigación de la Fiscalía, las dos imputaciones y los ocho interrogatorios?

“El fiscal y los entes de control están haciendo el trabajo que les corresponde. Esperemos que lo concluyan con toda la objetividad. No tengo opinión sobre ese aspecto”.

¿Cree que se avecinan tiempos difíciles para los funcionarios que participaron en la estructuración, construcción y desarrollo del proyecto?

“Como empezamos esta entrevista, lo primero que hay que hacer, a mi modo de ver, es garantizar la calidad de vida de los habitantes de la zona de influencia del proyecto, sacarlo adelante, como estoy seguro de que va a pasar.

Primero que eso esté resuelto y se tenga claro el horizonte de un proyecto que requiere el país. Después que se vengan las investigaciones y que se estudien causas y responsabilidades a las que haya lugar.

Me parece muy complejo que todavía, sin solucionarse la emergencia, haya funcionarios que tienen que tomar decisiones sobre la marcha, y sean cuestionados y sindicados ante los entes de control. Lo prioritario es salvar el proyecto siguiendo esos principios básicos de no comprometer vidas humanas y mejorar la calidad de vida de las personas.

Se debe preservar una empresa como EPM, construida por generaciones desde hace 64 años, que tiene todas las condiciones para llegar hasta donde ha llegado hoy. No nos ensañemos”.

¿Le ha llegado algún requerimiento de los entes de control?

“No que yo sepa”.

¿Se siente tranquilo con las decisiones que tomó mientras estuvo en la gerencia de EPM?

“Sí. Las decisiones que se tomaron, eran las que se tenían que tomar en su momento” .

Fuente: El Colombiano