El fenómeno de la recolección de firmas se ha popularizado en el país. Por ejemplo, el año pasado se produjo un hecho histórico cuando a las elecciones presidenciales se presentaron más candidatos por este método, 14 en total, aunque algunos desistieron antes de las votaciones. Por partidos solo fueron dos.
“Esto se da en Colombia después de la Constitución de 1991 en la que los partidos tradicionales, Liberal y Conservador, prácticamente explotan y se produce el cambio de sistema electoral que pasó de bipartidista a multipartidista. Ahí aparece algo que estaba camuflado en Colombia que eran los caudillismos, esos liderazgos políticos que estaban dentro de los partidos tradicionales. De ahí en adelante lo que se da es una disminución de la institucionalidad y un aumento de la personalización en la política”, manifestó Néstor Julián Restrepo, doctor en Política y Comunicación y docente de la Universidad Eafit.
Los tiempos
Para las elecciones locales que tendrán lugar en octubre, algunos candidatos ya han empezado a buscar en los ciudadanos el respaldo suficiente que les permita aspirar a ser los próximo alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y ediles de los departamentos y municipios del país.
El plazo para empezar a recoger las firmas empezó, de acuerdo con el calendario electoral, el pasado 27 de octubre, justo un año antes de las votaciones y terminará el 27 de julio, fecha límite para entregar los formularios a la Registraduría y misma fecha en la que empiezan a inscribirse los candidatos por partidos a la contienda electoral.
La extensión de este tiempo de inscripción, recolección y presentación de las firmas, sumado a los vacíos que tiene la normatividad respecto a los Grupos Significativos de Ciudadanos ha sido motivo de críticas para organismos veedores como la Misión de Observación Electoral (MOE).
“Para nosotros ese tema ha sido de preocupación permanente. Lo que hemos estado solicitando es que haya una reglamentación más fuerte frente a esta modalidad, pues la reglamentación es muy benéfica y termina convirtiéndose la recolección de firmas en una ‘precampaña’ en la que los candidatos tienen la posibilidad de posicionar sus nombres, imágenes, frases y demás sin que tengan mayor restricción por parte de las autoridades”, expresó Camilo Mancera, coordinador del área de justicia electoral de la MOE.
Mancera agregó que otro de los puntos en los que no se tiene precauciones es en la financiación, pues el Consejo Nacional Electoral (CNE) no exige que presenten cuentas sobre los costos del proceso de recolección de firmas, como sí se hace durante el periodo de campaña.
“Por ejemplo, en Colombia están prohibidos los recursos extranjeros para las campañas políticas pero en la recolección de firmas sí se podrían recibir porque nadie les va a exigir cuentas. Se están generando unos beneficios para los que van por firmas que los ponen en ventaja frente a los candidatos que van por partidos políticos”, manifestó Mancera.
No sólo por las cuentas
Otro de los hechos que explicarían por qué han aumentado el número de registros por firmas es presentarse a los electores como outsiders, según el profesor Restrepo, pues “quieren montarse a la cresta de lo que está de moda y desmarcarse de los partidos políticos que se volvieron los patitos feos, las máquinas viejas en las que nadie se quiere montar. Algunos saben que necesitan de ellos para llegar al poder entonces lo que hacen es, de cierta manera, manipular a la opinión pública presentándose como independientes y después hacen coaliciones con los partidos”.
Hasta julio los precandidatos recorrerán las calles con lápiz y papel a la mano para convencer a los ciudadanos de apoyarlos y así poder aspirar a los cargos locales y regionales para el periodo 2020-2023. ¿A usted ya le pidieron su firma?.
El Colombiano