Desde la Aguacatala hasta el puente de la calle Barranquilla, esa es la extensión lineal, sin contar el ancho del cauce, del corredor del río Cauca invadido por el buchón (Eichhornia crassipes), una planta invasora que, según la Fiscalía, se propagó por el embalsamiento de aguas generado por Hidroituango.
El ente acusador exigió a EPM mitigar el impacto en los ecosistemas generado por esta situación (ver Antecedentes), que en síntesis, si no se controla, disminuye la calidad de vida acuática al impedir la oxigenación de la cuenca.
La entidad respondió este fin de semana explicando que el manejo de la planta se formuló en el plan de manejo ambiental del proyecto hidroeléctrico y, a raíz de la contingencia, se empezó a ejecutar desde mayo de 2018.
“Los materiales flotantes y el buchón cubrieron un máximo de 110 hectáreas durante la segunda semana de abril, que equivale al 3,4% del área del embalse (3.200 hectáreas)”, dijo la compañía.
Para retirarlo, EPM tiene un equipo de 70 personas que, manualmente y apoyados por maquinaria, comenzaron a retirar la planta en el sector El Ciruelar de Sabanalarga.
En 2018 fueron despejados 44.000 toneladas de materiales flotantes (el 2,6% fueron plantas acuáticas como el buchón), mientras que en lo corrido de este año se han extraído 28.445 toneladas, con un 21 % correspondiente a la planta invasora.
¿Es grave el problema?
El biólogo David Echeverry dijo que este fenómeno es normal en los embalses. Anotó que aunque es una planta originaria del Amazonas y la cuenca de La Plata, en América del Sur, está presente en la mayoría de las cuencas hídricas del país.
“El aquietamiento del agua conduce al represamiento de materia orgánica, lo cual permite que el buchón se propague fácilmente”, indicó.
Aunque observó que la planta en sí no es mala, si se extiende en gran parte de la superficie del río, en este caso el Cauca, impide que el ciclo del agua oxigene la cuenca provocando escenarios como la muerte o desplazamiento de animales y exceso de materia orgánica que hace que el recurso hídrico no sea apto para consumo humano.
“Afecta peces, anfibios y reptiles, pero hay algunos que se adaptan a esas condiciones. Algunas tortugas, por ejemplo, se alimentan del buchón”, comentó.
El corredor invadido por la planta en el embalse de Hidroituango, señaló Echeverry, aunque puede parecer muy grande no lo es. No obstante, precisó, teniendo en cuenta que se expande por kilómetros en cuestión de dos meses, es obligatorio destinar recursos, tiempo y tecnología para mantenerlo bajo control.
En efecto, EPM cuenta con planes de manejo de plantas acuáticas invasoras en embalses como Porce II, El Peñol-Guatapé y Riogrande. El biólogo concluyó que ese es el único camino para evitar consecuencias graves, controlar la proliferación.
Fuente: El Colombiano