La comunidad Waorani, una de las más grandes en la Amazonía ecuatoriana, ha protagonizado un ataque contra las instalaciones del Bloque 16-67 de Petroecuador, que ha llevado a la suspensión de las operaciones y la evacuación de todo el personal operativo.
La acción se debe a la falta de respuestas a las demandas que la comunidad ha venido realizando al gobierno, entre las cuales se encuentra la exigencia de beneficios sociales de vivienda, educación y transporte.
La comunidad también demanda la vuelta de la compañía Petrolia para que opere nuevamente el bloque. El dirigente Juan Bay, presidente de la nacionalidad Wao, ha sido el principal portavoz de estas exigencias y se ha mantenido intransigente en su demanda de que Petrolia vuelva a ser concesionaria.
Sin embargo, esto no es posible, ya que su contrato terminó en diciembre del año pasado.
El Ministro de Energía y Minas, Fernando Santos Alvite, ha lamentado la situación y ha expresado su preocupación por la suspensión de las operaciones en el bloque, lo que significa que se dejarán de producir 12,000 barriles de petróleo diarios.
Además, el Ministro ha insinuado que Petrolia podría estar detrás de estos actos violentos, debido a la actitud intransigente del dirigente Juan Bay y al hecho de que la empresa les daba beneficios que Petroecuador no podía ofrecer.
Este episodio no es el primero en el que las comunidades indígenas en la Amazonía ecuatoriana han tenido enfrentamientos con las compañías petroleras. A lo largo de los años, se ha denunciado que estas comunidades han sido marginadas y explotadas, sin recibir los beneficios de las actividades extractivas en sus territorios.
Estos conflictos ponen de manifiesto la necesidad de encontrar soluciones que involucren a todas las partes y que respeten los derechos y las demandas de las comunidades indígenas y la necesidad de preservar el medio ambiente.