Las zonas rurales en Colombia han sido durante años territorios donde se edifican casas grandes, robustas y con materiales como madera, tierra y piedra.
Sin embargo, muchas de estas estructuras no fueron pensadas en sus inicios para desarrollar actividades agrícolas de manera eficiente y se limitaron a ser hogar de la población campesina.
Fue por ello que Iván Forgioni y José Puentes, arquitectos paisas y docentes de la Universidad Nacional, sede Medellín, se dieron a la tarea de diseñar una casa rural que pudiera ser sostenible, productiva y, además, construida con materiales de bajo impacto ambiental.
Con su prototipo participaron en un concurso nacional para el diseño de viviendas rurales sostenibles, que fue organizado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos y la Secretaría Distrital de Planeación de Bogotá, en el que resultaron ganadores.
El certamen se lanzó finalizando diciembre de 2018 y fue premiado a principios del pasado febrero.
“Hemos ganado concursos más grandes, pero este tuvo más relevancia. Eso denota lo importante de pensar en la ruralidad colombiana, porque es un tema que no se trabaja mucho y aún está todo por hacer”, afirmó Forgioni.
¿Cómo funciona?
El arquitecto explicó que muchos de los proyectos de viviendas rurales no piensan en los modos de vida de las personas, sino en construir el mayor número de edificaciones posibles en un área.
Fue por eso que se pensó en dotar la casa con espacios productivos en su interior, como talleres y zonas para realizar actividades agrícolas. Además cuenta con dos niveles en donde podrían vivir cuatro personas.
Las reglas del concurso enmarcaban la estructura en las cuencas de los ríos Tunjuelo, Blanco y Sumapaz, en Cundinamarca; zonas de baja temperatura y gran humedad.
Por eso, para la construcción de la casa, se propuso utilizar bloques de tierra comprimida llamados BTC. Esta técnica es vista, por ejemplo, en construcciones de Barichara, Santander.
“Mediante compresión y a través de moldes se realizan los bloques. Ese material tiene muy buena inercia térmica, lo que es ideal para mantener el calor”, dijo José Puentes, compañero de Forgioni.
También fueron propuestos otros materiales ecológicos y livianos como tejas compuestas en un 90 % de tetrapack reciclado, maderas inmunizadas y plásticos de invernaderos. Incluso el diseño contempla que más del 50 % de la casa esté elevada para evitar el frío y la humedad del terreno.
La edificación está planeada para desarrollarse en un área de 65 metros cuadrados.
Otras experiencias
Para Puentes y Forgioni este no es el primer proyecto que logra tener éxito, al menos en el papel. Juntos también lideran FP Arquitectura, una oficina especializada en la materia que ya ha desarrollado varias escuelas, colegios y centros culturales en diferentes territorios del país.
“Está en construcción el Cefe (Centro de Felicidad), que es un proyecto de la Alcaldía de Bogotá con un área de 20.000 m2 dedicado al deporte, la recreación y la cultura”, afirmó Iván Forgioni.
No obstante, está por verse si la vivienda rural también tendría el resultado esperado en el campo, ya que, aunque ganaron el concurso, el inmueble no será construido por ahora.
Daniela Correa Morales, arquitecta de la firma INP Proyectos, hace énfasis en la importancia de que los diseños de las estructuras no solo sean estéticamente atractivos, sino que puedan ser funcionales y de utilidad para las personas que habitarán el espacio.
Correa también resaltó la importancia de convertir el reciclaje en material de construcción, ya que “va a llegar el momento en que, si seguimos utilizando siempre materiales convencionales, habrá una gran escasez de recursos por toda el agua y la energía necesarias para la elaboración de los mismos”, dijo.
Fuente: El Colombiano